Desde muy pequeños los niños tienen que aprender a comportarse en la mesa. La hora de la comida o de la cena, la tienen que identificar como una forma placentera de compartir ese momento en familia y con amigos de la manera más educada posible.
La mejor forma que los niños aprendan a respetar estos momentos es a través de la imitación. Los padres son el mejor ejemplo, son el espejo en el que los pequeños se reflejarán. Así que nada mejor que seguir unas pautas sencillas para que nuestros hijos también las imiten.
En la mesa no se juega. Sentarse alrededor de la mesa, para la hora de la comida y la cena, no es un juego, es un acto social lleno de reglas donde los pequeños las podrán en práctica, tanto por el respeto a sí mismos como al resto de los comensales.
No jugaremos con los alimentos, ni con los cubiertos. Nuestra postura será recta con la espalda apoyada al respaldo y las piernas hacia el suelo. Mantendremos un espacio de uno o uno y medio de centímetros con respecto a la mesa y apoyando el brazo sobre la mesa.
Las manos siempre tienen que estar visibles, las dos deben estar encima de la mesa. Nunca los codos. Es de mala educación comer con una mano mientras la otra la tenemos debajo de la mesa.
Las cosas se piden por favor, y se da las gracias. Indistintamente si estamos en un ambiente familiar o formal. Si no llegamos a alcanzar un objeto de la mesa, como el aceite o la sal, pedimos que nos lo acerquen, nunca nos levantamos de la silla para cogerlo y menos aún pasamos el brazo por delante del comensal que tenemos a nuestro lado.
La servilleta, nada más sentarnos se coloca sobre el regazo y si nos tuviésemos que ausentar la dejaríamos al lado derecho del plato.
Si tuviésemos que dejar nuestro lugar durante la comida o cena deberíamos pedir disculpas y levantarnos.
Durante la comida y la cena mantendremos una conversación educada con un tono de cordialidad en todo momento.
No se come con la boca abierta y menos aún se empujan los alimentos con los dedos hacia su interior.
No se comparten los alimentos, una vez servidos en nuestros platos. Ni se pinchan alimentos de platos de otros comensales.
Es de mala educación desear un buen provecho o buen apetito, no se dice nada a la hora de iniciar la comida o la cena.
Los niños serán los últimos que se sentarán en la mesa, no lo harán hasta que la última persona mayor lo haya hecho. Tampoco se podrán levantar hasta que la mayor lo haga.
Si el niño comete algún error, no se le debe corregir en público, ni ridiculizarlo. Lo mejor es hacerlo en privado en casa y siempre con un ejemplo o una explicación para que sea más fácil para él entenderlo.
Los buenos modales en torno a una mesa muestran a una persona educada y llena de seguridad en sí misma.