Queda menos de 15 días para celebrar estas fechas tan señaladas. Ya hemos podido ver y aprender como poner la de mesa perfecta de navidad siguiendo el protocolo.
Pues bien en esta entrada veremos como convertirnos en el anfitrión perfecto, en cuanto al menú de navidad y el vino a ofrecer en cada momento de la cena de navidad.
Los platos que aparecerán en nuestra mesa serán sin duda los grandes protagonistas de la noche, pero también lo serán los vinos. Tenemos que elegir el vino que mejor se adapte a nuestro menú.
Entrantes
Iniciamos nuestros menú con sabores suaves como puede ser una brocheta de langostinos y baicon, seguido de un medallón de foie con cebolla caramelizada y boletus laminado todo ello acompañado de la tan rica ensaladilla de marisco.
El mejor vino para acompañar a estos entrantes es un tempranillo blanco con aromas cítricos y frutales, con un sabor muy fresco y equilibrado perfecto para mezclarse con los sabores del mar.
En caso de obsequiar a nuestros comensales con mariscos fríos como ostras o bogavantes sorprenderlos combinándolo con un vino dulce
Si incluimos queso a estos entrantes, podemos combinarlo con diferentes vinos según la intensidad del sabor, por ejemplo, vino blanco para los quesos suaves, vino tinto crianza para los semicurados o tinto reserva para los quesos curados, es decir, cuanto más fuerte sea el queso más fuerte el vino.
Primer Plato
Como primer plato podemos optar bien por una sopa de almendras saladas o una cremas de verduras con picatostes.
Las cremas son un mundo aparte pero combinan mejor con vinos blancos fermentados en barrica, cuya untuosidad crea afinidad con la suavidad del plato.
En el caso de las sopas cuando hablamos de sopas de verduras, elegiremos una manzanilla o fino, con los que conseguiremos realzar sus matices
Segundo Plato
Podríamos deleitar a nuestros inviatdos con un plato de carne o bien de pescado.
Dentro de las carnes podríamos elegir lomo de cerdo al horno o chuletas de cordero asados con salsa de avellana. Estos platos tienen sabores muy intensos y sabrosos por lo que deberemos combinarlos ya con vinos tintos con cuerpo. Una apuesta segura son los reserva. Un vino elaborado con las variedades Tempranillo y Graciano con notas frutales de cereza y moras negras, perfecto para acompañar todo tipo de carnes, estofados, platos de caza, etc.
Cuanto más aumente la intensidad del sabor de la carne o el guiso, más debe aumentar la del vino.
Si somos más de pescado, podremos ofrecer un plato de salmón relleno de setas o merluza en salsa verde.
Pescados más grasos, normalmente azules, como el salmón, bonito, la caballa, el pez espada o el atún soportan bien vinos rosados muy frutales. Si se trata de pescados blancos y melosos, vinos con cuerpo fermentados en barrica más de 6 meses.
Así, pescados semigrasos, de carne firme como el mero, el bacalao o el rape maridarán bien con un tinto joven y ligero o un rosado fresco y cítrico.
El pulpo con vino tinto joven también resulta ideal, más cuando se trate de pulpo a feira.
Postres
Cerraremos la cena con un postre de altura como bombones de chocolate blanco con corazón blandito o tarta de navidad, así como el panettone de harina integral, con almendras y nueces.
Como regla general podemos utilizar algunos consejos que dan los expertos a la hora de maridar vinos y postres, como es el de tener en cuenta la intensidad del color, o sea, mientras más oscuro sea el color del postre más oscuro debe ser el vino para lograr una conjunción perfecta.
También se debe tomar en cuenta la intensidad del sabor y así mientras más intenso sea el sabor del postre, más intenso debe ser el sabor del vino, logrando un perfecto equilibrio capaz de complacer al más exigente paladar.
Un Riesling o un Asti acompañan a la perfección con cualquier postre ligero que tenga como base crema de mantequilla o natilla y en los que resalte la vainilla. En cambio si la base es de frutas y canela es preferible un vino Sauternes o un Champagne Rosé.
Los vinos tintos maridan bien cuando el chocolate es el protagonista del postre como un buen Pinot Noir o un Shiraz australiano que sólo serían superados por un Oporto.
El vino de hielo (Ice Wine, en inglés o Eiswein, en alemán) es un vino dulce que bien puede ocupar el lugar del postre, si así lo deseamos. De todas maneras, no dudes de que un Vidal Ice Wine será un fantástico acompañante para un pastel de manzanas o de duraznos.
Los espumantes, como pueden ser un Champagne, un Cava o un Prosecco, dada su versatilidad es la solución perfecta para combinar con cualquier postre, desde frutas naturales hasta las más elaboradas tartas.
El Tokaji , es un vino dulce húngaro. Su fabulosa historia, su fascinante proceso de elaboración a partir de uvas botritizadas y su magnífica calidad hacen del Tokaji un vino excepcional. Es la bebida perfecta para acompañar postres elaborados con dátiles, nueces o higos.
Solo nos queda desearos una Feliz Navidad y un bon Appetit!