Cuando uno es pequeño quizás el momento que más recordará es la hora de cena. ya que es el momento en el que la familia se reúne toda junta. No importa si la familia es grande o pequeña, lo importante es la calidad del tiempo que se pasa en torno a esa mesa.
Para que estos recuerdos sean bonitos y perduren en las mentes de nuestros hijos, tendremos que poner en práctica una serie de normas.
Lo más importante es siempre que se pueda compartir el momento de la cena con los hijos, cenar todos juntos es un buen momento para interesarnos por el día que han tenido los pequeños de la casa, hablar con ellos de diferentes temas y argumentos e incluso hacerles participes de nuestro día a día.
Cero estrés, este momento debe ser percibido por el niño como un momento de relax, de placer y bienestar, donde comer y dialogar sea una bonita cosa y de esta forma ayudaremos al niño a socializarse mientras se está en torno a una mesa.
Hay que ayudar al niño, a través de preguntas, para que participe en las conversaciones, su opinión y su forma de expresarse es muy importante, ya que por un lado los padres, en un ambiente familiar/privado, le pueden corregir y por otro se le ayuda a perder la vergüenza a participar en una conversación social.
En este momento no solo nos interesaremos por lo que han hecho los demás en su jornada, ya sea un niño o un adulto, y todos los escucharemos con interés y respeto, sino que además lo tenemos que considerar como un momento de desconexión. Nada de televisión, móviles o tablets en la mesa, a parte de tratarse de una falta de respeto al comensal que tenemos enfrente, nos distrae y no nos permite mantener toda la atención necesaria.
Una vez que nos sentamos en torno a la mesa, ya sea a comer o cenar tenemos que dejar las prisas de lado. Tenemos que disfrutar de ese tiempo con relax y sin estrés, asi que hay que dedicar todo el tiempo necesario a este momento del día.
Muy importante y de buena educación dar las gracias a la cocinera por haber invertido parte de su tiempo en prepararnos la comida o la cena.
Dejaremos momentos de discursión para otro lugar y tiempo, la comida la tiene que identificar el niño como un momento agradable, donde hablar y comportarse en armonia es una cosa positiva y no un momento de conflicto y discusión.
Poner en práctica estos consejos es muy fácil, solo tenemos que recordar cuando nosotros éramos pequeños y considerábamos ese momento como algo especial, compartir parate del día con tus padres o familiares. Hagamos lo mismo con nuestros hijos.