Las primeras damas se han convertido en iconos de moda y elegancia.
Todos los ojos están puestas en ellas en el momento que hacían o hacen una aparición pública. Por ello es importante conocer como su estilo no solo marcó a generaciones, sino que hasta nuestros días siguen siendo iconos de moda.
Sin embargo antes de pasar a los detalles estilísticos que marcó cada una de ellas, descubramos que hay detrás del «titulo» de primera dama.
Aunque el título de Primera Dama no es oficial, ni sus funciones están reguladas en la mayoría de los países (muchos coinciden en su papel ambiguo y poco funcional), lo cierto es que ser la pareja de un jefe de estado hace que, protocolariamente hablando, se deba tener en consideración ciertas normas, conocerlas y ponerlas en práctica.
Si es cierto que el término Primera Dama fue acuñado por primera vez en América y que todavía se usa hoy principalmente para referirse a la esposa del presidente de los Estados Unidos, no es solo allí que la «primera mujer» expresó su importancia como apoyo a su esposo.
Pero es con la llegada de Mary Lincoln primero y luego de Eleonor Roosvelt que este rol femenino pasa a realizar no solo las funciones ceremoniales sino también a adquirir una autonomía real, aumentando el interés de la prensa .
Algunas de las first ladys más influeyentes en la segunda mitad del siglo XX, han sido Jaqueline Kennedy y Nancy Reagan.
En este post vamos a repasar los estilismos de las 6 principales primeras damas.
Jacqueline Kennedy, 1961-1963
Nadie más que ella se ha convertido en icono, emblema, símbolo. Jacqueline Kennedy era la definición misma de bon ton chic.
Respeto y elegancia: el estilo ‘Jackie’ ha influido en la moda durante décadas, gracias a la ropa que Oleg Cassini diseñó especialmente para ella.
Los trajes bouclé, los cuellos de barco, las gargantillas de perlas y las gafas de sol oversize han quedado imborrables en el imaginario colectivo.
Trágicamente, es quizás el traje rosa que usó en Dallas el día en que asesinaron a su esposo lo que permanece más impresionado en su memoria: legendaria es la decisión de no quitárselo de inmediato, aunque esté manchado de sangre.
Nancy Reagan, 1981-1989
Clásico y tradicional, pero absolutamente glamoroso: Nancy Reagan reflejó el ideal republicano en un estilo de Hollywood.
Ex actriz, ‘interpretó’ el papel de esposa perfecta junto a su esposo (también del mundo del cine), y fue una gran anfitriona en la Casa Blanca: sus fiestas pasaron a la historia.
A menudo recurría a Oscar de La Renta en busca de vestidos de fiesta, y en la vida cotidiana siempre se mostraba con impecables vestidos de cóctel, de forma sobria pero de colores brillantes.
El rojo era sin duda su tono favorito, tanto que se acuñó la definición de ‘rojo Reagan’.
Una imagen del clasicismo estadounidense, sobriedad y elegancia al estilo telenovela, tan cara al mundo conservador de los ochenta, comprometida a contrarrestar la ola de lentejuelas y acetato que abrumaba el vestuario de la época.
Hillary Clinton, 1993-2001
El mensaje de Hillary Clinton fue inmediatamente claro cuando asumió el papel de primera dama.
La 42a Flotus (abreviatura First Lady of the United States) tuvo un enorme peso político durante los años de presidencia de su esposo Bill y ocupó activamente funciones institucionales.
No es de extrañar que su estilo pueda considerarse un emblema de la vestimenta poderosa: pantalones y chaqueta, a menudo un bonito bloque de color, eran su uniforme.
Puede que no siempre sea obvio, pero el legado de Hillary Clinton en términos de vestuario está lejos de ser insignificante. ¿Los estilistas más queridos? Ralph Lauren está en el podio, pero Oscar de la Renta a menudo ha sido elegido para vestidos de noche.
Fuera del coro y también muy famoso por ello, el vestido de noche negro de Donna Karan que lució durante el acto de inauguración de su marido, que la expuso a las críticas porque le dejaba los hombros al descubierto gracias a un corte que en los noventa ella entonces despoblado.
Laura Bush, 2001-2009
El estilo de Laura Bush refleja el ideal de la mujer republicana de su tiempo.
Sobrio hasta el punto de resultar estéticamente aburrido, mantuvo un cierto rigor tradicionalista incluso con gran fanfarria.
Son precisamente los vestidos de noche, los vestidos de fiesta, los de grandes ocasiones los que merecen ser recordados.
Como la icónica prenda de alta costura roja ardiente (¿homenaje a Nancy Reagan?) Que se usó en la ceremonia de inauguración de George W. Bush, hecha por el diseñador tejano Michael Faircloth.
La ropa que le diseñó Arnold Scaasi, diseñador canadiense que también vistió a Barbara Bush, y antes que a Mamie Eisenewer, es espectacular.
El vestido de noche azul iridiscente diseñado por Bill Blass, usado en una cena de estado en Ghana, también pasó a la historia.
Michelle Obama, 2009-2017
Michelle Obama ha optado por llevar a cabo una misión a través del vestuario.
Elegir ropa que definiera su carisma y, al mismo tiempo, promoviera a los diseñadores jóvenes, a menudo emergentes, en gran parte estadounidenses.
La primera dama afroamericana siempre ha sido un personaje carismático, personificación de la determinación y el compromiso, representado simbólicamente por atuendos que dejaban al descubierto sus icónicos brazos bien formados.
Desde un punto de vista estilístico, Michelle Obama ha logrado casar bon-ton con el empoderamiento femenino. Después de la experiencia en la Casa Blanca, su mirada se volvió aún más valiente.
Melania Trump, desde 2017
La 45th Flotus mostró los atuendos más contemporáneos y de moda jamás vistos en esa posición.
Es una ex modelo, y sabe llevar literalmente todo con elegancia, incluido el tacón 12 como si fuera una zapatilla.
Capuchas, monos, escote vertiginoso, cortes acampanados y superposiciones, predilección por las faldas acampanadas y la cintura resaltada en el estilo New Look.
La primera dama estadounidense es el emblema de nuestro tiempo en su sentido más lujoso.
Ralph Lauren, Valentino, Michael Kors, Dior, Dolce & Gabbana se encuentran entre sus favoritos.